Las ideologías

Bien cierto es que, en múltiples ocasiones, pensamos creer por nosotros mismos. Consideramos que las opiniones que nuestra cabeza atesora son propias y, aunque las hayamos heredado de otros individuos -tan ingenuos como nosotros-, llegamos incluso a creer que pensamos por nosotros mismos. A este respecto siempre me gusta aducir la siguiente frase: <<Las ideologías no son más que el mero consuelo de los necios, que creen pensar, que piensan creer, pero que ni creen, ni piensan>>.

Llamamos necio a la persona que cree tener algo cuando siquiera puede tener acceso a una ínfima parte de ese algo. De esta forma, el ser humano está terriblemente seguro de pensar por sí mismo; pero, si no somos capaces de advertir las influencias amorales que nos corrompen y que nos dictan cómo hemos de pensar -televisión, este mismo blog, un libro pecaminoso-, acabaremos por morir como necios. Esto se debe a que, de alguna u otra forma, las calculadoras también piensan: basta introducir una compleja operación para obtener su resultado. Pero la calculadora, al contrario que el ser humano, no es necia, pues ni tan siquiera se llega a replantear si los conocimientos que atesora son o no propiamente suyos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario