Filosofar

La única idea de filosofar hace que recorran nuestro cuerpo agitaciones espasmódicas al pensar en nuestros enfrentamientos traumáticos con Kant, Platón, Wittgenstein, etc. No obstante, pararse a pensar, tratar de razonar los acontecimientos por los que nos hemos visto sorprendidos y demás es, claramente, una idea sana. 

Las personas que tengan un mundo interior intenso no sucumbirán a depresiones, o se verán sobrecogidas por sentimientos absurdos. De ahí que ese aire permanentemente distraído de los filósofos sea de lo más atractivo para todos; ¿qué pensará? ¿Estará tratando que averiguar la verdad mediante la hermenéutica? ¿Cavilará sobre las ideas de Descartes? Pues no ha de ser necesariamente así. Tal vez está pensando en la discusión que ha mantenido con su cónyuge por la mañana, o en cómo aparentar estar distraído. De esta manera, la persona que utiliza la razón para reflexionar es psicológica o moralmente sana. Esta misma acción, que emprendo ahora con esmero, de escribir cientos de cábalas sin saber siquiera si alguien las leerá algún día, es sano. Es la forma que tiene el ser humano de estructurar sus sentimientos. Es la forma de un individuo en el siglo XXI de airear el corazón y de purificar la razón.

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